martes, 16 de diciembre de 2025

Novelarse 31

 La abuela le decía a mamá que se acostara y descansara, que la noche pariría un nuevo día.

Pienso que mamá tardaba en acostarse esperando encontrarse a papá dormido, para evitarlo. No porque lo rechazara, sino para prevenir nuevos embarazos.

Eran tiempos duros y no había sistemas seguros.

Supongo que se aplicaba irrigaciones y harían la marcha atrás.

A mí no me buscaron. Fui el efecto fallido de esas prevenciones.

Mi abuela C estuvo muy presente en mi infancia y primeros años de adolescencia.

Mi abuelo F es un recuerdo remoto. Llegaba con un cesto con verduras. Tomates, recuerdo más, porque me daba por comerlos tal cual.

Actualmente no los como. Tampoco ensaladas. Lo fui dejando y ya no me atrae. Fue un problema digestivo. Me lo aconsejaron hace unos años. Me va mejor así.

El otro abuelo estuvo muy presente. Creo que murió en un día frío de otoño. Yo tendría once años. Con él jugábamos al guiñote, mi hermano y yo. Dormía en casa de mi tía D, pero estaba casi siempre con nosotros.

Las ganancias y perdidas eran garbanzos, pero mamá era la banca y le daba perras gordas a cambio cuando terminábamos. Él siempre nos ganaba, pero disfrutábamos. A mí no me gusta el juego competitivo.

También jugábamos al parchís. Ese juego le gustó siempre a mamá. Creo que lo había jugado con su padre, mi abuelo F.

Posteriormente llegaron las damas y el dominó. Todos ellos en Reyes.

En aquel tiempo los juguetes no abundaban, pero los juegos con vecinos y vecinas no se acababan nunca.

Llegó la televisión. Debía tener unos diez años. El abuelo T se acercaba y miraba debajo.

En los programas para niños venían nuestros vecinos, al principio. Fuimos los primeros en tener un televisor en casa. Cuando lo fueron teniendo los otros se perdió mucha de esa actividad compartida.

La vida se fue transformando, al tiempo que yo fui pasando a ser una chica con otros intereses. El principal, leer.

domingo, 14 de diciembre de 2025

Novelarse 30

 Tuve que reinventarme muchas veces. Huir del amargo y oscuro sentir. Vivir.

Inventar cada paso a dar.

Responder a la necesidad.

Escribir en sí es parte de esa cruzada.

Estar en armonía es la mejor traza.

Jugar con palabras y estos recursos nuevos que nos alcanzan.

Hubiera seguido caminos distintos si las cosas hubieran sido otras.

Cada cual traza o tiene ante sí su propio camino inevitable.

Hay momentos de dolor y nostalgia.


Hay muchos tropiezos.

Empezaré por el cambio a bien, cuando el profesor nos habló de los blogs. Participaba en un curso de verano de temática dirigida al alumnado. Ese fue un giro en mi vida. Dos días antes de cumplir los cincuenta y dos. El próximo año cumpliré veinte de esta presencia en pantallas.


Había ido pasando por otras actividades, pero hasta ese momento no di con la fundamental.


Dos quebradas tangentes me torcieron la ruta. Una mi salud y la otra dedicarme a mis padres mayores.

Por entonces llevé conmigo mi portátil. En su casa no había opción de internet. 


Mi salud me sacó de la vida entre amistades. Tuve que dejar de lado muchos encuentros. Tocaba cuidarse.

En el noventa y dos pasé por quirófano. 

Entonces, mi hermano y mis padres estuvieron a mi lado.


El dos mil marca frontera. 


sábado, 13 de diciembre de 2025

Novelarse 29

 Nuestros peques, que ya tienen ocho años, llevan días pensando en la noche del veinticuatro.

En mi caso, esa no era la cita. La mía era en enero.

A ellos se les ha complicado.

Este año no será fácil encontrarse en un mismo lugar.

La realidad es otra.

Imagino que cada uno presiona por su lado.

Son tres y se ven venir otro escenario.

Desde la lógica adulta es difícil ponerse en lo que a ellos les impulsa.

Mentes lógicas que aún sueñan con esa fantasía socializada.

A mí, mi hermano me desveló el secreto. Él siete años recién cumplidos y yo cinco.

No puedo revivir qué se perdió ese día. Aunque una impronta permanece. Una tragedia vivida.

Pasaron los años y en la vejez de mis padres, fui yo la que hizo de reina.

Actualmente, sin ellos, los días que se aproximan se cargan de muchos recuerdos.

La última con mamá y papá. A esa cena de Nochebuena vino mi hermano. Él sólo. Dijo que quería pasarla con nosotros. Al día siguiente volvimos al hospital. Esa noche de vigilia continuada es mi recuerdo. Atendiendo a mamá. En dos de febrero se terminó su ciclo. 

Todos los supuestos sobre papá no se cumplieron. La sobrevivió cuatro años.

Con él, su última Navidad fue dura. Cambiaba. Su mente se confundía. Costaba convivir. El camino se fue haciendo duro.

Acabó quedándose en casa.

La última salida en Semana Santa. El jueves.

En julio un golpe de calor lo llevó a una hospitalización y una infección respiratoria hospitalaria le cerró el camino. En septiembre, el día que hubiéramos celebrado su noventa y un cumpleaños, sepelio.

Desde que ellos no están, diez años. La fecha que se aproxima está cargada de ausencias. 

Nunca seré la misma.

viernes, 28 de noviembre de 2025

Novelarse 28

 28 de noviembre 2023

Sin dormir. Mucosidad. Constipado. Difícil conciliar un sueño reparador. Estoy cargada. Anteayer cogí frío. Estas son las consecuencias.

Pienso en mis padres. Papá, con 62 se jubiló. En el verano, de sudar, cogió una neumonía. Empezó a conocer aspectos del tiempo libre que nunca antes había saboreado.

Atender a sus vacas no le daba día libre. En la hospitalización las atendió mi hermano. Yo no estaba en España. Aquel verano lo pasé en Rouan. Mi hermano llamó por teléfono cuando estaba mejorando, casi no lo cuentan.

No sé cuál fue el proceso. Imagino que buscaron salidas y fue posible esa opción.

Al principio, papá andaba desorientado. Poco a poco fue ordenando su vida. Se apuntó en una agrupación folclórica de jota, para cantar. Entró en la sociedad de pescadores. Uno de sus entretenimientos en horas libres del día, si podía, era salir a pescar. Muchas veces con mi hermano.

Vendieron las vacas. Mi hermano no quiso seguir con ello. Él se encaminó a la música.

En casa, papá colaboró cuidándose de regar las plantas y haciendo muchas de las compras.

Él tenía la costumbre de leer el diario. Lo recibía en casa, pero pasó a leer el habitual y otros en un centro frecuentado por jubilados.

Disfrutaron los dos de los viajes del inserso. A mí no me ha dado por ahí.

Hicieron nuevas amistades.

Decidieron hacer algunas actividades por separado. Mamá se reunía con amigas a jugar a la perejila. Solían hacerlo en cafetería. Papá iba al centro de jubilados a jugar al guiñote. Eso por las tardes.

Hubo un primer periodo que disfrutaron.

También, en verano, permanecían en la casa que habían habilitado en Fañanás, el pueblo de papá.

Hubo algunos percances de salud que fueron sorteando, pero el más grave, que marcó un antes y un después, fue una caída de mamá, enredada con la sábana, en junio. Al principio pareció no ser tan grave, pero progresivamente la incapacitó bastante. Tuve que atenderlos en el verano. Ella no podía hacer las tareas que solía. Las hacíamos nosotros, pero yo debía reincorporarme en septiembre.

Nos reunimos mi hermano, mis padres y yo con una asistenta social y ésta valoró que debían seguir en su vivienda y dadas las circunstancias recibir ayuda a domicilio. Empezaron con una prestación que acabó siendo diaria. También buscaron a una persona, A, que nos recomendó L, una vecina, para que hiciera tareas de después de comer. La del ayuntamiento acabó haciendo dos horas por las mañanas. 

Mamá fue retomando muchas de sus funciones, conforme mejoró, pero no se recuperó del todo. 

El 2000 fue un mal año. Papá pasó por quirófano en las fechas de Semana Santa. El post operatorio fue duro, casi una gangrena. Era en sus testículos.

Posteriormente sufrió una crisis de ansiedad. Ajustaron una medicación que la alivió, pero nada volvería a ser como antes.

Mamá con un infarto el año siguiente. Al poco tiempo un ictus. Medicación. Declive.

El remate final, cuando tras una caída levantándose del sillón, tras la hospitalización, andador y silla de ruedas para poder salir a la calle. Hasta ese momento le iba bien un bastón.

Tuvo que aceptar una persona en casa. C, la aceptó a regañadientes.

Para que C librara el fin de semana, cada quince días estuve yendo a Huesca, y los festivos y vacaciones también. Entre mi hermano y yo lo fuimos sorteando.

Entre una y otra, papá pasó por un tema de vejiga, con quimio. En esa estuve cogiendo un bus los viernes por la tarde y regresando el domingo, en uno que salía a las cuatro. Quería acompañarlos.


Tantos trabajos. Tantos afanes. Tantos. El fin la nada.  Ellos en mi memoria. Recuerdos hilvanes.


Era muy chica cuando la monja nos tenía enhebrando una aguja. Era el primer paso. Debíamos hacer aquello asignado a futuribles.

No he sido madre. He dudado algunas veces, pero fue inevitable tras la histerectomía en julio del 92. En la Quirón. Allí cumplí años.

Empezaba nuestra relación. Antes de entrar a clínica tuve que hacer un depósito. Había cajero allí mismo. Cuando debía volver a casa, me hicieron esperar para poderlo recuperar. El trato en interior fue de lo mejor, pero esa salida fue amarga.

En ese momento, mi hermano vino a buscarnos, papá y mamá estaban conmigo. Nos fuimos a Huesca, pasados unos días.

Volví a revisión a final de agosto. No lo recuerdo con exactitud. Me reincorporé a primeros de septiembre. No cogí baja. Lo pasé en periodo vacacional.

A finales de julio fui a Benabarre. S me recogió en Lérida, a donde llegué con bus desde Huesca. Ella con su grupo de poesía participaban en un encuentro en una residencia de la tercera edad.

Con mi hermano hicimos un viaje, desde Huesca hasta Vigo. Por la costa.

El 10 de agosto estábamos de vuelta.

En la clínica, cuando me acompañaba, me habló de su enamoramiento. Me alegré por él.

lunes, 24 de noviembre de 2025

Novelarse 27

 Yo quería ser tú.

Imaginaba que en ti sería distinto.

Que llevar pantalones, que a mí prohibían, me ofrecería lo que no tenía.

Quería tu fuerza.

Tu lugar en el mundo.

Después fue peor. La naturaleza me reservó la regla, eufemismo de menstruación.

Ocultar sangrados. Lavar esos paños fuera de los ojos testigo de padre y hermano. Ponerlos a secar fuera de otras miradas. Callar. Aceptar.

Me metí dentro. Mi gesto fue haciendo su cerco en el entrecejo.

Llegó la sonrisa. Palabras bonitas. Miradas obscenas. 

Querer esconderse dentro y caminar con destino cierto. De casa al colegio. Los miedos. La desconfianza. Dejando tiradas pieles de libertad.

Te van haciendo.

Un día despiertas. Pasaron años y no puedes cambiar. Esa fuiste y ahora eres.

El cuerpo se duele. Se va rompiendo y a deshora lo vas componiendo.

Miras a lo que dejaste y lo oscuro de a dónde vas.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Novelarse 26

 Es cierto, yo fui.

No me recuerdo en ese antes, pero me sé.

Aquella niña de ojos grandes y oscuros que miraba el mundo con admiración, confiada y alegre. La que sin saber poner los pies en el suelo y mantenerse o caminar, bailoteaba al compás de esa música radiofónica en una casa en ciudad, fuera de sus calles y aceras. Con una fachada cochambre que en un futuro se iba a reformar. Con balcón en el dormitorio principal, donde su cuna habitaba hasta compartir la segunda cama con el hermano año y medio por delante. 

Es posible que ese antes y después se marque con exactitud el día que entró la niña en ese edificio de olores de serrín, para enfrentarse a actitudes que le fueron marcando por dónde no ir.

También ese lastre se puede marcar en el día que se dividió la estancia de su soñar y al hermano lo llevaron a la otra mitad. Quedando sola en una cama que sería suya hasta los dieciséis.

Allí, desde los cinco, tuvo sus miedos y decepciones. Sus muebles oscuros y viejos de madera, quizá de roble.

La ropa colgada quedaba en la habitación de los padres. Un armario con una puerta de espejo. Una cortina y una barra alargando su espacio en pared.

Encima de la cabecera un crucifijo. Cruz de madera y crucificado clavado de metal. Elemento que se mantuvo en ese y el siguiente lugar, cuando por fin cambiaron al piso con calefacción y baño completo.

Para ese fin, en la casa nunca hubo una ducha o bañera. Lavarse por partes en la cocina, fuera de las miradas de hermano y padre. Con discreción para no molestar. 

Allí el mensaje de que la desnudez se debía tapar a ojos de hombres, incluso los que decían amar.

Entre mujeres no habría peligros. Después vendría disimular formas y cuestionarlas, como si dependieran de tu voluntad.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Novelarse 25

 Nunca diré no tengo madre o no tengo padre. No los tengo a mi alcance, pero para ser debo tenerlos en mí.

Hay retenciones de la memoria que vuelven.

La mañana del día en que papá ya no estaría para que le llevara el diario. Ese día el diario llevaba su esquela.

Temprano, antes de ir al tanatorio en la previa al sepelio y entierro buscando unos zapatos adecuados para ese fin. Primero a recoger una carta certificada dirigida a él. A correos. Después buscar ese calzado. Al fin en la alpargatería del barrio. Negros y cerrados por delante.

Debí tirarlos al contenedor de Cáritas porque no volví a calzarlos más.


Novelarse 24

 Un dos un cero y yo con veintiuno 

Mayoría de edad.

Para mí cambiaron las cosas.

Estudiaba. Hacía prácticas con un grupo de parvulario. Los cinco años. Absorbía las historias de vida que me contaba la maestra que me tenía en prácticas.

A ella le habían desplazado, porque cerraron la escuela rural en su pueblo. Allí impartía su docencia.

Tenía esa habilidad que dan los años de experiencia.

Manejaba a la perfección la diversidad en su grupo. Impartía clase en unas prefabricadas, que creo nunca dejaron de serlo.

Aquel día señalado. Hace cincuenta años. El director venía del centro escolar y nosotras íbamos. No recuerdo quienes. Nos dijo que no había escuela que aquel que gobernaba había muerto.

Entonces no sentí nada, pero lo recuerdo.

Estrenaría un cambio el curso siguiente, porque empezaría a ser yo quien estuviera ante mis alumnos.

En este tiempo la vida ha dado un giro y quienes no lo vivieron se creen lo que les están diciendo.

El fracaso es nuestro. Creímos y perdimos.

Nos estafaron aquellos en quienes depositamos la confianza.

Otros cayeron bajo sus cantos de sirena y les dieron todo. Su esperanza se disolvió como sal en el agua.

No nombraré la bestia.

Ya no dejo nada por hacer. Mi ahora puede permanecer o caer.

El futuro no me pertenece.

Hice lo que pude.

Quien hace lo que puede no está obligado a más.

Por mucho que se crea que volver atrás es el camino. Esos tiempos no se repetirán. Estamos en un contexto distinto. Un sistema depredador que no se sacia y se encamina a su propia extinción. 


miércoles, 19 de noviembre de 2025

Novelarse 23

 Aquel día 

Aquel día, la vecina me metió en su casa.

Temieron lo peor.

Mi padre hubiera hecho algo irreparable.


El tiempo y la vida me ha llevado a pensar que quizá él era bipolar.


Cuando regresaba a casa, a la hora de comer, advertí que no llevaba el gorro de lana que me había tejido mi madre. Tengo la imagen de esa prenda, aún tras tantos años.


Volví por él. Estaba oculto bajo hojas en el parque, en la zona en que habíamos estado jugando. Por lo visto me lo habían escondido. Eran niñas que no me apreciaron nunca.


La reacción de mi padre fue consecuencia de la angustia que le supuso pensar que algo me había pasado.

Siempre temía lo peor.

Me pegó muchas veces como correctivo, pero ese día su furor hubiera hecho algo de lo que se hubiera arrepentido.

Pasada la tormenta, pude dar explicaciones.

Hoy he revivido esa escena de mi infancia.


Mis padres no están ya. Sus miedos me protegieron. Logre pasar por esa infancia y juventud bajo su manto.

Mi madre era severa. No me pegaba, me castigaba.


En su vejez, estuve cerca de ellos, y comprendí muchas cosas.

Me querían.

Venían de un modelo educacional muy distinto al que en estos tiempos se pregona.

(2 de diciembre del 2021)

domingo, 9 de noviembre de 2025

Novelarse 22

 9 de noviembre del 2025

Una hoja, pantalla, en blanco. Un impulso vacío. Un momento mío. Leer pausado.

Domingo.

Lucana. Recordando.

Del blog exclusivo de memoria actualicé la tercera entrada.


https://escondidoenmimemoria2.blogspot.com/2025/11/memoria-3.html


jueves, 6 de noviembre de 2025

Novelarse 21

6 de noviembre 
Qué largo se me está haciendo noviembre. 
Me meto en mi cascarón y no siento el paso del tiempo,  pero salgo y parece que le queda mucho.
Hice diez sesiones de fisio y resulta que me encuentro peor que antes.
Mover el cuerpo lo ha puesto peor, o ha salido a delante lo que estaba.
Espero llegar a tiempo.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Novelarse 20

 Riesgo

La decisión requiere ser asumida con cierto riesgo. No teniendo opciones toca quedarse con lo que hay, aunque chirríe.


Si no te arriesgas no medras.

Medrar no supone una aprobación externa. Es el logro sobre tus límites. Superarse. No alcanzar a otra persona. No colocarse en función de ella.


Cuando fui estudiante iba sobrada en ciencias y matemáticas. Mis logros allí eran consecuencia de mis atributos. Nada de que vanagloriarse.

Mis calificaciones más justas eran las que me complacían.

El aplauso a nuestras habilidades no tiene valor, porque esas son debidas a una herencia que nos proporciona la genética recibida. Como la belleza natural que es intrínseca a quien la goza.

Muchas veces caemos en la trampa del halago de los demás.

Seamos cuerdos y aceptemos nuestros límites y posibilidades.

Mi hermano centró su vida en la música.

Yo diversifico.

Me caracteriza la exploración. Cuando desvelo es raro que persista.

Escribir, en mi caso no va buscando lector. Pasé a exponerlo, pero de la misma forma que cuando salgo fuera se me ve. Es una sensación de no estar expuesta.

En realidad, si me veo mirada o escuchada, retrocedo. Hay un miedo escénico que puede señalarse como timidez. La consciencia de ser vista y percibida me lleva a esquivar la mirada. 

Me muevo en medio de la maraña humana, sin percibirme singular, aunque me siento única. Como los demás. Nadie es repetido. Un grano de arroz semejante a otro no es idéntico. Un tornillo se repite en la fabricación.

Había botones de nácar, semejantes, pero no idénticos. Los que los sustituyeron son réplica de sí mismos.

Mi trayecto de rebeldía silenciosa me coloca en este lugar.

No le prestaré mi voz a nada.

Es mía y de nadie más.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Novelarse 19

 Se hace extraño mirar a un pasado y no poder tener imágenes. Sí, imágenes. Fotografías de lo cotidiano. Si las hay, suelen ser de eventos familiares.

En mi caso, gracias a que mi tío llevaba consigo la cámara y revelaba su propio carrete, porque en su pluriempleo una de sus actividades era hacer fotografías, hay bastantes.

Hoy quería recordar a mis padres y tíos. A mis muertos. Qué poco a mi alcance.

Los recuerdo y quisiera rescatar esa imagen.

Me queda la palabra. El eco de esa vida vivida a su lado y bajo su cuidado.

El cerebro no siempre regala recuerdos buscados. Más bien te asalta con ellos cuando menos te lo esperas.


martes, 28 de octubre de 2025

Novelarse 18

 


Hacía recopilación de páginas sin usar. Las partía por la mitad y me hacía libretas con tapas de otros materiales. Puedo recordar un amarillo de un impermeable en desuso. Lo tengo presente como si pudiera tocarlo.

Sería una niña. Unos nueve o diez años.

Después de esa época vino la pizarra en una lámina de la puerta de la camioneta de papá, pintada de negro, para hacer operaciones con tiza.

Entonces estaba en los primeros años del bachiller elemental. Es posible que en segundo.

Aquel curso me entregué. Saqué dos matrículas de honor y notas muy buenas. Estaba motivada. Me sentía capaz.

En el curso siguiente, al polo opuesto. 

Cierto descontento. Ganas de volar.

Entraba en la adolescencia o estaba en la pubertad.

Reescribir los recuerdos es imaginar.

El orden me lo puso mi madre. 

Su método, castigar sin salir los domingos ni ir al cine.

Espabilé y no volví a flaquear.

Desde la mirada de mi yo actual ese fue un momento clave. Mi cuerpo había desarrollado y el mundo me miraba como mujer, pero era una niña.

Imagino que aquello no escapó a los ojos de mi madre.

No hubo sermones. Sólo exigencia sobre los resultados. Las notas eran mensuales.

En esos años, se estudiaba en instituto a muy corta edad.

Ir y volver no estaba acompañado de adultos. Salía sola y volvía sola. En el camino, tanto de ida como de vuelta me iba encontrando con otras compañeras. Entonces las chicas estudiábamos en el instituto de chicas. No había coeducación.

viernes, 24 de octubre de 2025

Novelarse 17

 24 de octubre 

Hoy he ido a fisio con bus. De ida he coincidido con una familia que ha bajado en el ayuntamiento. He pensado que llevaban a un recién nacido a empadronar. Delante de mí la joven que he pensado era la mamá. Dos adultos más maduros, creo que sus padres la arropaban. Tenía ante mí el nacimiento de su cabello negro en la nuca. La perfección. Hubiera hecho una foto si no me pareciera invasión. He pensado en la posibilidad de recordar y dibujar lo que tanto me atraía observar. El bebé que se intuía estaba en un cochecito que con el tiempo llenará.

En el regreso, en la misma zona un recién nacido en brazos de una joven. Han bajado y he pensado que con la misma finalidad. 

En ese viaje he interactuado con dos pequeños, uno con chupete, más grandecito y el otro que no me quitaba ojo y reía mis guiños y gestos. Ese se ponía los dedos en la boca. Su mamá me ha dicho rechaza el chupete.

Hoy mi segunda sesión. Tengo programadas diez.

domingo, 19 de octubre de 2025

Novelarse 16

 


Esa sensación abstrusa de momentos en desaliño mental.

Ese viraje vital.

Ese viaje de traslado temporal.

Equipaje.

Prescindibles a cargar.

Salir y llegar, y en el entreacto dejarse transportar en cámara comprimiendo en mínimo espacio cuerpos de extraños que ni se miran ni reconocerán.

Cabe pensarlo.

Avión o tren. Todo va mal.

La distancia de oeste a este por el aire dejará un trayecto de tiempo más fácil de llevar.

Entre raíles hicimos muchos movimientos, cuando en litera mecía el sueño su traquetear.

Octubre se avanza hacia la Navidad.

No queda espacio de ir y tornar.

Empiezo a pensar el viaje. 

El regreso.

Para volver de nuevo a este lugar.

Mi salida empezó en un tiempo lejano difícil de concitar.

Hubo muchos viajes de ida y vuelta, queriéndolos terminar.

No se acabó el trasiego.

¿Qué futuro vendrá?

sábado, 18 de octubre de 2025

Novelarse 15

 18 de octubre

Me aparté de esta rutina. Escribí una trama narrativa. Ayer la compartí. Registré en safecreative.

El domingo me hicieron una resonancia. Acabo de descargar el informe. Semana próxima tendré visita no presencial, por teléfono con el traumatólogo que la pidió.

Necesito orientación, porque no tengo recuperación clara.

Tuve varios accidentes y un proceso de desgaste debido a pérdidas menstruales ocasionadas por miomas.

Llevo desde la intervención en julio del noventa y dos cuidando muchos aspectos de mi vida, para ganar en calidad.

En el 2006, el 4 de julio, tuve acceso a la participación con blogs. Ese fue el primer movimiento que me trajo a esta actividad casi diaria. Escribo. Lo llevo a la pantalla y me reencuentro cuando reviso.

Esa actividad hizo más llevadero el proceso de vida teniendo que dedicar mi tiempo libre a acompañar a mis padres. 

Cuando empecé con la narrativa novelada hice partícipe a mi madre. Escribía en cuaderno y le leía lo escrito, en las vacaciones de verano. Lo iba compartiendo en un blog de un alojamiento que ya no está accesible. Era de fantasía. Una vez concluyó la historia di el paso de publicar en Bubok. Pagué por ellos. Con mucha ilusión y adquirí unos cuantos volúmenes para repartir a familia y amistades cercanas. Eso me ilusionó. 


https://www.bubok.es/libros/213540/en-aquellos-tiempos


Tenía bastante contenido en blogs. Poemas, reflexiones y relatos. Publiqué más, pero no pagando la edición.


https://www.bubok.es/autores/cleaimagina


También pasé a abrir perfil de escritora en Amazon. Allí tengo contenidos.

Todos los avances en pantallas han ido dándose siguiendo a otras personas y probando. 

Una de las acciones es ver y escuchar. Cuando hablo de escuchar lo hago en el sentido de escucharlo desde la lectura.

Mi primer blog fue fallido. Estábamos en un curso de informática para maestros de escuela de verano de Rosa Sensat, y quien lo impartía nos preguntó si sabíamos que eran los blogs. No teníamos ni idea. Nos instruyó y allí abrimos uno. Cuando llegué a casa quise acceder y no fui capaz, así que abrí uno similar. En Blogspot. En ese momento vi la posibilidad de compartir fotografías. Una de mis inquietudes es hacer fotos. Viene de la influencia de uno de mis tíos, que tenía la fotografía como segundo trabajo. 

Ese primer blog no está, porque lo borré cuando recibí un comentario vejatorio. Posteriormente restituí su contenido.

El paso comunicativo vino de un blog en ya.com derivado del correo en mixmail. Su contenido es uno de mis libros en Bubok.

Desde el noventa estuve haciendo formación de informática. Trabajo y tiempo libre se unieron. Los avances vinieron de la mano de la formación recibida como coordinadora de informática en mi centro educativo.


Mis blogs

Textos y apuntes en IA

Hacía un presente fugitivo

APUNTES ENHEBRADOS EN HILOS DE AIRE

Madres prestadas

dondiando, ir d'un lau pa otro

Cuéntame un cuento - Letras

Mi família querida

XINO-XANO. A poc a poc.

Trabajos literarios sobre mis textos

SUMMY, MI LINDO GATITO

Lletres fugitives

Retorno. Regreso a

Eros en voz

Búsqueda visual

Apuntes enhebrados en hilos de aire II

El bote de mami

El juego de la vida

Retorno. Regreso a Vigo.

Després de la tornada

Lo que no diría (recompuesto)

Textos sin pretexto

Contacto con tactos

LABRYSMOOM (AUTORA)

Es el meu espai en pantalles

COSAS DE MUJERES

AZUL


jueves, 9 de octubre de 2025

Novelarse 14

 9 de octubre del 2025


Yo diría aspro, si tuviera en mi boca el sabor de un caqui.

Aunque en castellano su equivalente es áspero, en mi lengua materna, con mamá o papá, de algo así lo diríamos entendiéndonos.

Ácido es otro sabor. En una naranja que esperaríamos fuera dulce.

El domingo, en la zona peatonal del Calvario, en Vigo, la tienda de frutas y verduras estaba abierta. Compré un membrillo. 

Por la tarde lo limpié. Quería hervirlo. También se puede asar. Suerte que decidí hervir, porque tenía un animalillo instalado en su centro. Había dos entradas imperceptibles.

Cortarlo fue duro. Es un fruto que necesita someterse al calor para que se ablande.

Recordé, de vuelta a casa, que mi madre lo comía tal cual en uno de sus embarazos. Concieto, es la palabra que ella usaría para nombrar ese deseo perentorio. Conmigo en su vientre deseó fresas. No las tuvo a su alcance y se tocó en la pierna. Será o no será, pero allí tengo una marca de nacimiento. Una coloración distinta en la piel.

Mamá nos preparaba dulce de membrillo y compotas o mermeladas, también lo comíamos de postre añadiendo azúcar al hervido similar al que preparé. Yo no añadí nada. Así sí que tenía su punto dulce y ácido.

Ayer lo terminé. Un membrillo entero es mucho. Lo he ido comiendo, en trozos. Salió rico. Es fruta de otoño, como también lo es el caqui, también llamado palosanto. Parece ser que es una fruta originaria de China y Japón.

A mí me gusta muy blanda, casi deshecha. Entonces está en su punto más dulce. Creo que no todos esos frutos maduran hasta ese punto.

En Barcelona los encuentro tan maduros. En Vigo me decepcioné porque no los encontré en ese punto.

Estamos en octubre, a un paso de noviembre. Estamos en tiempos de moniatos y castañas.

Ayer compré marrón glasé. Comí uno. Qué rico.

Mis migrañas siguen.

Me acosté en el atardecer. He despertado temprano. Ayer terminé agotada.

Ya llevo el ibuprofeno y una pastilla de Hemicraneal.

Quería visita con el neurólogo. No atiende el mismo.

El lunes tengo cita con la de general. Quiero recetas para esta enfermedad tan poco visible.

Estuvo N. No la vi. He escuchado cuando se ha levantado.

Antes de las seis, en mis sueños le he avisado. Menos mal que eran mis sueños, porque para ella era demasiado temprano.

Hoy empieza nuevo trabajo en Santiago. Espero que le dure tiempo y lo disfrute. Es de lo suyo. Turismo.

miércoles, 8 de octubre de 2025

Novelarse 12+1 (por si acaso)

 8 de octubre del 2025

Me temo que el esfuerzo me supera.

He revisado textos de esa novela, La ciudad espejo, y me veo sin fuerzas para encararla. Pasa el tiempo. Imprimí creyendo que así facilitaría las cosas.

Me siento lejana.

Desde luego en este repaso no saco nada en claro.

Estoy en otra onda.

No me siento parte de ella.

Hice un blog y allí queda.

Reescribirla no me motiva.

Tantas migrañas merman mi energía.

No me siento motivada.

Sé que busco estar en pantalla para soltarme, pero ni lo que tenía o saco me arrastra a seguir su impulso.

Releo en mis blogs.

A veces siento inútil todo esto.

Participo en propuestas para escribir, creyendo que eso abrirá mi escritura.

A veces pienso que la novela no ha sido más que una exploración, una vivencia para ponerme en la piel de un proceso y estar de ese lado, pero que mi texto es otro.

Escribir me anima el día. Me ocupa.

Cuando renuevo recuerdos busco recoger su rastro.

Apuntó ideas. Reflexiones.

(Lo que escribí antes de acostarme) ^


Tengo que apuntar un mantra.

Revisaré los textos de La ciudad espejo.

Viene del veintidós y veintitrés.

Me demoro. 

Al principio fue que después de ella nacieron otras narrativas. Debía atenderlas y esperar su regreso.

En la primavera imprimí en tienda el primer texto. Para usar marcas sobre él.

Arrinconado y olvidado.

Había hecho un intento en ordenador y no paraba de talar.

De unas doscientas páginas me iba a quedar en pocas.

No conecto con lo que allí escribí. Así pensé ayer después de leer algunas entradas del blog en que fui compartiendo conforme escribía.

Todo empezó revisando notas del veintitrés. No encajaba el texto. No sabía a cuento de qué. Era algo inconexo. 

Di otras vueltas y caí en cuenta.

Reconocí al personaje. No el principal. Empiezo a olvidar. Sólo conservo la esencia.

Hoy me propuse desempolvar en ordenador y ponerme a trabajar.

Trabajar, qué pereza.

Mañana, quizá.

martes, 7 de octubre de 2025

Novelarse 12

 7 de octubre del 2025

En la noche volvió a despertarme la migraña. Bebí agua. No tomé ningún remedio. Por la noche llevo muchas horas de estómago vacío y no quiero dañarlo. Más actualmente que día sí y día también tengo que tomar pastillas.

Parece que me volví a dormir.

He despertado y me he levantado para ver el reloj. Las siete y media. Ya podía empezar el día, aunque encendiendo luces. En Vigo oscuro.

Mi desayuno el de siempre. Bebida de almendra. Un plátano. 

Con la lámpara encendida, revisión de redes. 

Hace un rato gazuza (gana), un par de dátiles, onza de chocolate negro y un puñado de nueces ya peladas.

Como tengo dolores lumbares un ibuprofeno.

La migraña no da la lata.

Hoy, al mediodía, traumatología. Tengo cita desde hace días.

Ya llevó radiografías y datos de hace cinco años, que llevo el mismo especialista. Hace más de un mes fui a una traumatologa. Ella fue la que me envió a hacer las radiografías, proponiendo volviera después de pasar por fisio. El problema es que no tuve esa recuperación, porque aún espero que me llamen, y he pagado por mi cuenta.

Estoy escacharrada. No sólo por la edad. Tuve algunos accidentes. 

Ayer tuve que acostarme temprano. Estaba agotada.

Hubiera querido ver la luna. Anteayer la pudimos retratar.

Volvió el aura zigzagueante, mientras concertaba cita para digestivo, sugerido por trauma.

El domingo una prueba solicitada por él.

También quería neurología, pero no sigue el que me puso tratamiento. El que hay podría ser para febrero. A tan largo plazo no lo he cogido.

También he concertado con B para recuperación. 

Por la tarde un accidente. Una moto contra un árbol y dos mujeres tendidas en el suelo. Despliegue de ambulancias y atestados. La cosa grave. En el suelo al lado del paso de cebra dos charcos de sangre. De golpes en cabezas.

Novelarse 11

 6 de octubre del 2023

Es cierto.

Nada volverá.

Ni yo misma.

Fotografías.

Recuerdos amasados en falsa memoria construida.

Ser testigo de mí es pensarme en un instante fugaz.

Repaso, muchas veces, cuando en las neuronas aparecen imágenes difusas, de esa vida fugitiva, que no se deja ensamblar en un emplaste artificioso que pretende reescribirla en humo huidizo.

Aunque lea historias ajenas.

Aunque escriba textos diversos.

Nada es.

Nada será.

Los verbos no bastarán, porque de paso se está.

lunes, 6 de octubre de 2025

Novelarse 10

 Lunes 6 de octubre

Allá a las cinco volvió a golpear la migraña.

Poco antes la boca seca como esparto.

Terminé el agua casi de un trago.

Aguanté. Había tomado pastillas en el día y no quería añadir más. Acotó las tomas, porque se puede dar el efecto rebote.

En este cambio estacional sufro más fuertes embestidas con auras y dolores que me trepanan la cabeza. Siempre en el lado derecho de mi frente.

Hay tantos matices diferentes y situaciones que creo conocer un amplio abanico de su lacerante presencia.

Allá a las ocho y media he decidido levantarme y desayunar. Hoy he tomado magnesio. Ahora el nivel de dolor es bajo. Sigo evitando tomar medicamentos. No puedo caer en el exceso. Cada vez me duran menos sus efectos.

Se acabó la calma. Tomo un ibuprofeno.

9:45 Aureola

Apenas puedo controlar el pulsar sobre teclado en pantalla. El entramado distorsiona zigzagueante distorsiona mi campo visual, interfiriendo la imagen en mi cerebro.

Anteayer me pilló en el momento previo a salir de casa. Anoté los tiempos y duró menos de media hora. 

9:48 dolor que empieza en la derecha por encima, como un impacto puntual. La curva zigzagueante tiene la composición de varias líneas en paralelo negras, blancas y reflejo de luz. Si cierro los ojos la localizo a la derecha, ocupando todo el campo derecho desde el entrecejo. Pongo mi mano que siento fría sobre mi frente. Siento el latido en la izquierda y entrecejo la derecha. El dolor se hace presente. Cierro los ojos y veo la expansión de esa visión que interfiere.

Siento los pies fríos y la cabeza caliente. El dolor se está formando en el pulso izquierdo. Con mi mano siento el latido, palpitar venoso. 

9:57 No interfiere la pantalla. Se sitúa por encima de mi cabeza como una sombra refleja.

El latido empieza a la derecha. Dolor intenso en la izquierda.

Mi garganta nota tensión y sequedad. La boca también en los dientes. Eso me recuerda la imposibilidad de poner implantes.

Pasado mañana tengo cita con dentista. Revisión anual.

10:01 Ahora tomaré el hemicraneal. Hoy tengo que reponer. Me quedan dos. Para hoy. No tomaré más.

domingo, 5 de octubre de 2025

Novelarse 9

 Yo estuve en un colegio de monjas. Las de Sta Rosa, en Huesca.


Leyendo a Annie Ernaux revivo parte de esos recuerdos.

Con 4 años sabía leer. Cuando entré al colegio, fui asignada a ese y no al que mandaron a mi hermano, a mi primo o a mis vecinas.

Con 9 años pedí insistentemente a mi madre que me llevara al instituto Ramón y Cajal, al que iban a ir Angelines y Maribel.

Hay un velo que me impide reestructurar el recuerdo de ese periodo escolar.

De los 4 a los 9 años.

Cinco años no son cualquier cosa.

Mi mente repone pinceladas de ese tiempo, pero si intento centrarme en ello se difumina.

El edificio sigue en pie. Ahora destinado a archivo. En los internados y patios construyeron viviendas.

La casa de mis padres estaba tan cerca, que desde ella las veíamos.

Veo muchos espacios.

Escribir sobre ellos no se da.


9 de octubre del 2022


Novelarse 8

 5 de octubre del 2025

Desperté sobre las nueve y media. Tarde para mí. El sol incidía sobre los cristales del pasillo.

Me faltó tiempo.

Suelo disponer de casi dos horas a solas.

Eso favorece mi escritura.

Salir era importante.

Una vuelta sanea la mente y el cuerpo.

Como el aire era molesto, una parte del recorrido de bus. Ir por la sombra y con el viento, como que no.

En el momento de pensarlo se ha dado la ocasión.

Hemos subido y esperado. Parece que era el inicio de su turno. Una conductora.

Habíamos tomado un café y planificábamos tomar otro antes de volver a casa.

De vuelta he comprado un membrillo. Lo quiero cocer y comerlo con miel. Había pensado en azúcar, pero estos días tomo miel.

Ayer hice comida y quedó. Los pimientos de Padrón de ayer, con uno picante. Hoy casi todos. Suerte que el arroz blanco ha facilitado la ingesta.

El membrillo en crudo se corta con dificultad.

Suerte que he querido hervir, porque si lo horneo hubiera chamuscado lo que había dentro.

Un hermoso gusano que he dejado con los restos en la bolsa de orgánica.

Ya lo tengo en el fuego.

Esa será la merienda.

Mi madre lo hacía.

También horneaba o preparaba un dulce de membrillo que nos encantaba.

Suelo tener dulce membrillo en la nevera. El otro día repuse.

Por aquí, en entorno familiar de Vigo lo comen con queso. Sobretodo de tetilla.

Sigo con las migrañas. No me las quito de encima.

sábado, 4 de octubre de 2025

Novelarse 7

 4 de octubre 2025

Ir de propio es una de nuestras expresiones. Ex profeso. A propósito.

Ser de Aragón amplía mi léxico.

Más habiendo adquirido el catalán y viviendo en Vigo.

Tarde supe que asimilo acento y lenguaje cuando el entorno lo favorece.

Por éxito y fracaso, estudiando me orienté a las matemáticas.

Tarde supe mi capacidad con el lenguaje.

Estaba en COU, un curso que se estrenaba con mi promoción.

Las lecturas sugeridas y las actividades me motivaban. Me sentí reconocida. Hay personas que suman. La profesora sacó de mí lo que yo no sabía.

Desde entonces me siento en mi salsa entre textos.

Hoy la migraña me ha roto el sueño. Sobre las cinco.

Llevo por pantalla desde las seis, cuando la medicina ha hecho efecto.

Aún no desayuno.

He bicheado (foroniau), y un TikTok me ha abierto camino en lo que respecta a editar con imágenes en inteligencia artificial. 

Lo hago por gusto. No busco beneficio económico.

Molesta en ciertos círculos el uso de las IA.

A mí me parece un recurso más.

Le he proporcionado un texto mío en catalán.

En ese tiempo de no dormir y aguantar en la cama le he estado dando vueltas a aquello que me ha llegado de mis antepasados, que es muy poco.

Del pueblo de mi padre hay una web que da contenido interesante.

En ella se incluye lo que han podido conseguir de mi padre. Una foto que les hice a papá y mamá preside sus textos.

De niña pasé horas escuchando los recuerdos de papá. Cuando se jubiló le incité a escribirlo.

Tengo mucho escrito por él. Pendiente transcribirlo.

A ver si puedo cumplir con ese propósito.

Otra de sus aficiones fue dibujar con lápiz, colores y rotuladores. Sacaba punta con una navajeta. Le proporcioné un tajador (maquineta de hacer punta).

A mí me rodean materiales para dibujar y pintar. Afición muy temprana, valorada en mi escolaridad. Actualmente hago uso de unas aplicaciones y uso el dedo en pantalla, y algún que otro filtro. Hice cursillos para usar algún programa de ordenador, ya en MSDOS. Desde el noventa estuve metida en formación de informática educativa. Al principio con el PIE y después la XTEC, en Cataluña.

Al ser coordinadora de informática en mi centro educativo, CEIP, tuve acceso a seminarios semanales de actualización. Nos proporcionaban programas y aprendíamos su uso.

Me gusta aprender cosas nuevas. En los ochenta me metí en la formación de edición de vídeos.

Desde que en un curso de verano me introdujeron en los blogs, ese es mi medio principal.

Me falta tiempo para todo lo que quisiera gestionar.

Escribir ha ido creciendo. Un día que escribo no está perdido.

De siempre leer ha sido básico. Los libros son mi mejor aderezo.

Novelarse 6

 4 de octubre 2023

Mi calle.

Era un callejón. Hoy es calle.

Iba a parar a un portalón que se mantenía abierto durante el día. De él se accedía a una huerta que tuvimos alquilada con alfalfa. 

Muchas personas acortaban atravesando el río.

Decían ir a Huesca.

Vivían al otro lado. Alameda, Mártires, Perpetuo Socorro. En mi juventud tuve amigas de ese barrio.

De un lado a otro de la ciudad fracturada por el río, varios puentes. El principal, el de Ramón y Cajal, carretera Barbastro.

Nací a la orilla de ese río, en clínica u hospital. Provincial, del Sagrado Corazón de Jesús, donde fallecieron mis padres, mamá en un frío febrero y papá en septiembre.

De lo que puedo dar testimonio, mis padres perdieron sus dos primeros hijos, nacidos, que no alcanzaron un año. A mí no me buscaron. Eran tiempos muy duros y reveses. Hay una dicotomía entre pensarme la pequeña en referencia a mi hermano y saberme la cuarta.

Estudiando, supe que en nombre de mi calle hacía referencia a lo que en otro tiempo fuera su papel. Allí se secaban y encurtían pieles. 

Nuestra casa tenía un espacio, bajo tejado, al que llamábamos mirador. Seguramente fue destinado, en otro tiempo, a secadero.

Puedo dar fe de que en mi infancia convivimos con un edificio destinado a ese fin. A él llevaban pieles de ganado, vacuno principalmente.

Huesca en esos años se vestía de campos de trigo. Poco a poco su paisaje se fue haciendo más urbano.

Las huertas eran otro de sus paisajes. 

Mis padres dedicaron sus esfuerzos a las vacas. Hay fotografías del tiempo en que las llevaban a un abrevadero del exterior de la plaza de toros.

Nací un 6 de julio. Hay una fotografía hecha en agosto. Mi madre tiene a mi hermano cogido de la mano y a mí en su regazo. Delante de la plaza de toros. En la explanada de tierra se instalaban ferias y circos. Viví relaciones de amistad con niñas de familias que participaban en esas atracciones. Tuve la oportunidad de ver desde dentro todo aquello, gracias a ellas.

En esa época de mi vida jugaba en la calle con vecinos y vecinas.

Entre ellos una niña gitana de mí misma edad. Eso me llevó a entrar y salir a su casa.

Mi escolarización empezó en un párvulos de mucha exigencia. Aprendí a leer a los cuatro años. Ese colegio se cerró y nos repartieron. A mí me colocaron en el colegio de Sta. Rosa.

Viví una discriminación de clase que ha marcado mi vida.

Las vecinas, mi primo y mi hermano fueron repartidos por colegios. Eso supuso una fractura con las niñas de mi entorno social. Lo que en apariencia era un estatus me perjudicaba.

Cuando mis vecinas anunciaron que iban a ir al instituto, yo insistí y conseguí ir también.

Pasamos por un curso de preparatoria para poder hacer el ingreso.

Antes, suspendí el examen de ingreso. No estaba preparada.

Hacer ese curso y asistir a clases en una academia de pago me permitió seguir los estudios, que entonces estaban organizados en cuatro años de bachiller elemental y su reválida, y dos años más, de bachiller superior y con la disyuntiva entre letras y ciencias. Mis fortalezas en matemáticas me llevaron a elegir ciencias. Curiosamente no superé su reválida en esa materia. Suerte que el plan de estudios cambió y pude estudiar COU. De allí pasé a la Escuela de Magisterio que pasaba a ser universitaria, dependiendo de la Universidad Central de Zaragoza. Allí en tres años obtuve la diplomatura en Matemáticas y Ciencias, como profesora de EGB.

Era el plan de estudios de 71. En el anterior se pasaba de sexto de bachiller a Magisterio.

En el 76 empezó mi docencia. Con 22 años. En Cataluña. Principalmente en Barcelona.

Primero estuve en Gavá, un trimestre. Cuando hice las oposiciones, y me dieron el primer destino definitivo, un curso en La Llagosta. El resto en distintos colegios públicos en Barcelona.

Antes de las oposiciones estuve en un colegio privado. El primer curso lo cogí en enero. Quinto de EGB. El siguiente, cuarto.

Mi primer destino, tras la oposición, en el barrio de Pueblo Seco. Al pie del funicular. Con la montaña de Montjuic tras nuestros patios.

Allí estuve tres cursos, poniendo en marcha él aula de educación especial, innovación educativa del momento. En Gavá había llevado un grupo de niños y niñas en un centro del ayuntamiento, con dificultades cognitivas. 

Por entonces, me orientaba al alumnado con esa diversidad. Me moví de esa intención. 


Lo que ha empezado siendo un viaje a mi calle ha virado a otro enfoque. La memoria divaga.


Hoy desperté pensando en ese tiempo de mi infancia. En el bar que regentaba el vecino. El Gato Negro.

La vida en Las Tenerías llena de vivencias y recuerdos.

Del número cinco salí con dieciséis años. Nos mudamos al piso que se vendió tras la muerte de papá, en el número uno, de la que hoy es calle Tenerías, que va recta hasta la calle que circunscribe parte del río.

Allí dónde transcurrió mi infancia y adolescencia hoy hay edificios y un parque.

Mis padres lo disfrutaron en su vejez.


viernes, 3 de octubre de 2025

Novelarse 5

 


En aquella infancia vecinos y vecinas se juntaban celebrando.

Un quemadillo. Un vino con frutos.

Invierno.

Nieve y frío.

En Huesca, otoño ya era muy frío.

Después de habituarme al tiempo de Barcelona, el frío en Huesca me atravesaba.

De niña, las sábanas estaban heladas.

Guantes y leotardos, porque era obligado ir con falda.

Bufanda y gorro de lana.

Mamá calcetaba, hacía punto con dos agujas largas, para todos.

A mí me ha venido el hacerlo desde que estoy en Vigo.

Mi preferencia era usar ganchillo.

Me enseñó muchas habilidades que hoy día me son útiles.

Ella mantenía la suciedad y el polvo a raya. Yo no le dedico tanta atención. Limpio algo. Reservo mi energía.

Recuerdo a mi tío preparando ese vino con higos secos y otros elementos.

El primer día del año, solíamos ir a pasarlo con la abuela y mis tíos.

Era una costumbre. No había medio de comunicarse. Entonces sabían que ese día llegaríamos para hacer una comida en esas fechas.

En Todos Los Santos, también. 

Aquellos rituales vividos en familia ya no marcan mi vida.

Para mí no son deseables.

Miraré en el fondo de esos recuerdos, pero sin ellos nada me motiva.

Sobre aquel vino una llama azulada iba consumiendo el alcohol.

Era una bebida caliente y dulce.

Puedo reconstruir con quizás pasas, nueces y almendras, y peladuras de naranja y limón.

El vino era de casa. De la uva de la viña.

En la casa de la abuela había habido cuba. Allí se pisaba la uva. Una bodega no muy grande. Lo producido era para propio consumo anual.

Las viñas en los dos pueblos, el de mamá y el de papá son recuerdo desdibujado. Debía ser muy pequeña, porque sé que lo viví, pero para reconstruir me cuesta más.


Novelarse 4

 3 de octubre

Caían moscas. Se quitaban. 

Las cantaras llenas de leche en el abrevadero para que se refrescaran.

Después se tapaban.

Mamá las lavaba con un estropajo y una arenilla que para ese fin tenía. Nunca jabones.

Unos cubos metálicos, que llamamos pozales, para usos distintos.

Una de las cuadras en la otra casa. Allí transportaba uno a uno esos con agua. Pesaban. 

Papá muñía, ordeñaba, las vacas, sentado en una banqueta y con uno de ellos para recoger la leche. Dos veces al día.

Se levantaba temprano. Muchas veces me avisaba para así levantarme para estudiar lo que me faltaba, o repasar para un examen.

No me costaba. Con ligeros golpes en la puerta de mi cuarto, dormitorio, bastaba.

La casa en silencio.

De aquello, creo que sigo buscando ese momento en las mañanas, desde que no toca poner una alarma para ir a trabajar.

Cuando empecé en blogs, posteaba y revisaba antes de salir de casa.

En los tiempos de la UOC, dedicaba media hora a revisar en línea.

Hoy me levanté antes de las ocho.

Repito rutinas.

jueves, 2 de octubre de 2025

Novelarse

 Novelarse es explicarse

Darse narrativas que miran atrás. A un tiempo que nos tuvo en su cuerda y que recuperamos a estallidos de luz y sombras.

Diferencias vergonzosas

 Diferencias vergonzosas 


Las que dan menos a quien más ofrece a la vida.

Ese saldo suma a quien menos aporta.

Traer nuevas personas y cuidar de ellas, además del desgaste y dolores mensuales.

Por haber nacido nada recibes.

Pronto sabes que hay un precio que no paga lo que vales y aportas.

En la escala de valores, quien dirige y da órdenes tiene mejor consideración y menos desgaste.

Me revela ver que hay personas personaje que ganan en consideración porque vivieron por encima de nuestras posibilidades.

Y si no te disuelves, te disuelven.

La amenaza cae.

No le golpees.

No limites.

No te apropies con tu credo.

Defenderse y ocultarse en un territorio de desastre provocado y premeditado para exterminio del que lo habitó antes.

Beberán tu sangre sembrando la tierra seca que labrarán para alabarse de su valor y su fuerza.

Hay negocio.

Saldo que pagas si te encuentras entre los no escogidos.

Cuesta mirar a través de los ojos que no pueden más.

Novelarse 3

 2 de octubre 

Hoy he pensado en ellas.

Las que me enredaban.

Las que me hacían sentir mal.

Con ellas no hubiera podido caminar.

Ser diferente te coloca enfrente a los comunes, los que se sienten parte, los que aceptan.

Igual piensan en mí.

Igual me ven con coraje.

Igual me creen peligro y por eso se me merendaban, cuando no sabía que gracias a sus rechazos me crecían alas.

He mirado en duermevela esos oscuros pasadizos de mi alma.

La niña que desde aquella fotografía me mira no sabía, pero yo vengo a ella, a anunciarle que llegué y sigo, que mis verdugos no pudieron tocarme, que quise ser amada y apreciada, y no a cualquier precio.

A esa niña le digo que fue tortuoso el viaje, pero de todo se sale.

Muchos quiebros por no seguir la senda marcada.

Daré gracias a este carácter que de insatisfacción se paga.

He recordado otra época. Cuando destruí fotografías porque mi dolor me enrabiaba.

No soportaba mirarme en el espejo emocional que me retornaban.

Cargué sobre ellas el golpe que a mí me daba.

Lloraba. Rasgaba. Lloraba.

No me consolaba.

No liberaba el impulso que me atravesaba.

Nunca hubiera podido habitarme en lo que se premiaba.

Juro que lo intentaba.

Me salieron raíces en el aire, las del suelo se desenganchaban.


Y si lo que heredaron fue el miedo, y ese miedo les puso en contra mía, porque yo me atrevía.
Mi atrevimiento no fue valentía. Necesidad obligaba. Aprendía sin saber que debía cuestionarme todas esas reglas arbitrarias que me señalaban como clase y mujer.
Me avergonzaba de ser. Hacían que mirara mi piel y la rechazara. Decían que olía mal. Me despreciaban. Me envidiaban. Mi autoestima no se resquebraja. No les daba pie a reírse en mi cara.
Me aparté.
La primera dentellada de estar fuera cuando mi deseo era socializar, pero no a ese precio.
Ante sus ojos tenía una madre severa y un padre que a veces perdía el control y nos pegaba.
Castigos, riñas y golpes no cambiaron mi actitud.
Mamá se puso en medio muchas veces. No sé bien qué hice yo para encender ese fuego.
Me embebía leyendo. Me distraía. Me entretenía.
Quería tener para no parecer distinta.
Cogía monedas de la cartera de reparto. Las de dos cincuenta tenían magnetismo.
También le cogí a mi abuela cuando venía a pasar unos días en casa y dormía conmigo.
Iba a un colegio que para mis padres fue premio y para mí el peor de los lugares al que acudir.
Regentado por monjas. Clasismo y racismo. Infravalorada fui.
Creyeron que no debían dedicar atención a alguien como yo.
Debió ser un reparto al cerrarse el centro donde había empezado con cuatro años.
Tenía cinco. Sabía leer, pero señalaban mi piel morena quemada por el sol, por estar expuesta a él. Decía que mi letra era mala. Parece que no caligrafiaba según sus modelos.
Vendían los materiales para escribir. No quería parecer pobre. Parte de mi latrocinio iba a sus arcas.
Hubiera querido tebeos y cromos, pero no podría haber ocultado esos tesoros.
Al entrar y salir del colegio, que estaba cerca de casa, al que iba andando, un quiosco con todas esas alhajas.
Aquellas niñas bien tenían lo que yo quería, pero nunca me atreví a tomar lo que no era mío.
Alguna amiga me llevó a su casa. Pocas veces volví.
Sentí en mi tierna piel la marca de no pertenecer.
Era equivocada. Con el tiempo he sabido que si nuestra vida era así, la razón era otra.
Mi padre, primogénito de su madre, muerta a los cuarenta por una infección hubiera sido el dueño de todo. Su padre usufructuario necesitó su aprobación para vender.
Pero a mi padre la tierra no le atraía. Campos y viña. Olivos y almendros. Él quiso ser vaquero. Emprendió en ese terreno y mi madre con él.
Era niña y me recorría las calles, con mi padre y mi hermano, para repartir. Me avergonzaba de esa y otras actividades, aunque me sentí útil y necesaria. Cada uno en la medida de sus posibilidades.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Novelarse 2

 


No te arriendo la ganancia si vas contracorriente, porque piensas lo que haces y en las consecuencias de tus actos, sin contar con su beneplácito.


Se te señalará.

Se dirá de ti.

Te giraran la cara.

Te darán la espalda.


Salirse del rebaño es un esfuerzo continuado, que no tiene vuelta atrás.


Te acusaran de lo que no hiciste, porque su sospecha unirá su rechazo y les hará sentirse mejores que tú.


El criminal eres tú.

El ladrón eres tú.

El que rompe los pactos ocultos eres tú.


Nadie te salva.

Debes alejarte.

Que no te atrapen.


Siguen con su farsa y su chivo expiatorio se escapa.

martes, 30 de septiembre de 2025

Novelarse 1

 


Escribía. Leía. Pensaba.

El tiempo se dilataba y comprimía.

La vida ocurría, pero ella al margen la repensaba en un presente distinto igualado a esos textos escritos por almas gemelas de otros tiempos.

Salir a la calle carecía de estímulo, pero debía obligarse. En aquellos días de control quedarse en la casa no le costaba nada. Salía cada dos semanas. Analizaba sus síntomas. Extremaba la higiene. Soñaba y recordaba los encuentros en esos sueños. Muchas veces con su padre, en situaciones normales.

Vive con su compañera de vida. En esos días era la que salía. A diario. 

Pasaron las prevenciones y miedos.

Vacunarse dio una seguridad aparente.

Ya no temía el contagio, pero pasar las horas en casa seguía siendo lo deseable.

Había que forzarse. Salir. Pasear. Que le diera el aire.


sábado, 27 de septiembre de 2025

Experimentar la vida

 Experimentar la vida

Esa era yo. Hay datos que lo certifican.

Sin embargo no me puedo ver en realidad.

Fotografías de esos instantes perecederos me cuchichean a la mente. 

Ese camino lo recorrí. Lo pisé.

Anoche me costó dejar de lado el día que se fue.

Decidí cortar por lo sano y meterme entre sábanas.

Hablé y recordé aquella dedicación docente.

Tanta actividad que parece ahora no la podría afrontar.

Pretender alargar la vida laboral.

Sale caro mantener nuestras pensiones.

Les duramos.

Querrán evitarlo.

Que más me da.

Sólo tengo en mi mano el recuerdo desviado de un momento fugaz.

Sábado

 Sábado

Este sábado es tedioso.

Me levanté a las diez y cuarto.

La pereza me retiene.

Pienso que debo despegarme de esta desidia.

No me mueve nada.

El mediodía y sin arrancar.

La mañana perdida.

viernes, 26 de septiembre de 2025

Halagos

 


Qué expuestos estamos al halago.

Aunque no lo pareciera, la indiferencia es más sana.

No te condiciona.

Una vez la miras de frente y la haces aliada, caminas del brazo con ella, como si se tratara de una entrañable amiga.

Ella no te fuerza.

No pone espejos para embellecerte.

No mira la arruga o el despeine.

Con ella te sabes.

Nada lo vale.

Nunca tendrás bastante, si el premio te anima.

Libros

 Libros

Esos libros a merced de polvo y olvido, en un mundo de ahora quiero, ahora lo tengo, despojados de sentido. Viven su olvido en rastrillos y cajas que no se vuelven a abrir.

En un tiempo pasado deseados y atesorados, ahora deleznados como carga y sobrepeso. Puro lastre para un final de recogimiento.

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Para que nadie lo lea

 Para que nadie lo lea.

Allí queda.

Dejo sobre pantalla ideas. Pensamientos que me atraviesan. Derramo sentimientos y emociones, o dejo constancia de lo que ante mí es la vida que capto o veo pasar.

No escribo para que me leas.

Lo hago por necesidad.

Poner en letras ideas me hace ser y estar.

Termina este día y siento un cansancio acumulado. Necesito descansar.

Sé que aunque me acueste ahora, muchas vueltas voy a dar.


lunes, 22 de septiembre de 2025

Estar dispuesta

 Estar dispuesta

Estar dispuesta a aprender. 

A intentarlo de nuevo. 

A tropezar en eso que no puedes controlar.

Aunque la vida es corta y no da para explorarlo todo, no dejaré de intentarlo.

Quería saber.

Conocer.

Adquirir conocimientos.

Leer.

Un buen día me sumergí en invenciones y empecé a escribir.

Somos multitudes.

En otros tiempos ciertas habilidades eran singulares.

Qué sería de aquellos que han trascendido si vivieran mi mundo.

Igual serían nadies.

¿Y ellas?

Nosotras que nos miramos en anónimas pasadas.

Mis primeras dedicaciones fueron plásticas.

Quería pintar.

Le doy más a dibujar.

Es un relajo pasar el dedo por pantalla trazando.

Voy a escuchar, leyendo, lecciones.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Pánico

 Pánico

El año que cumplí setenta, pienso que entré en pánico.

La muerte.

Mi muerte.

Mis abuelos no vieron los ochenta.

Me miré en ellos.

La madre de papá no salió de los cuarenta. Una infección.

Yo tampoco hubiera avanzado mucho. Me desangraban unos miomas. Tuve la operación para poder seguir.

Con el COVID tuve esos miedos.

Cuando lo sufrí.

Parecía habíamos salido de él.

Las vacunas no me libraron.

Dijeron que gracias a ellas eran mejores nuestras defensas.

No he vuelto a vacunarme.

¿Para qué?

Desastres

 Desastres

A veces nombrar lo innombrable.

A veces rasgar una pieza que aprecias, enganchándote al pasar.


A veces romper esos platos tan preciados por colocarlos a secar en soporte inestable.

Así ocurrió.

Aquel día papá y mi hermano fueron a pescar.

Mamá y yo nos ocupamos.

Nos instalamos.

Mira que tardamos.

Fregué después de comer.

Para celebrar nuestro primer día sacamos la vajilla buena. La de ribetes dorados.

La mesa de formica gris que estaba en la cocina fue ese soporte inadecuado. Resbalaron en cascada. No sé cuántos, pero muchos. Llanos y hondos.

Encargamos, posteriormente unos similares.