lunes, 16 de enero de 2023

jueves, 12 de enero de 2023

Leer (y escribir)

 


Ayer terminé uno de los libros de préstamo online. 

Traducido al catalán.

Lo recomendé.

Me gustó.


Hoy pensé que cuando leo, sobre todo en otro idioma, me escucho.


He constatado que el catalán, adquirido, ocupa otra área de mi cerebro.


Lo vivo en mi pensar, pero no es mi lengua materna, aunque sí próxima.


Mi proceso docente me llevó a enseñarlo. 


La escuela sufrió cambios, desde que empecé a enseñar. En el 76 del siglo XX.


Gané mi plaza en el ministerio de educación de España, y con las competencias autonómicas pasé a ser transferida a la Generalitat.


Era profesora de segunda etapa en ciencias y matemáticas. Me encontraba en mi salsa. También Jefe de Estudios y Coordinadora de Informática, y responsable del Laboratorio, que con los cambios pasó a ser él espacio ocupado por el grupo de P3.


Me asignaron el ciclo superior de Primaria. No era lo mismo.


Había estado haciendo cursos y cursillos orientados a mi tarea docente y de gestión de mis cargos. Seguía en ello. En formación permanente. Era mi pasión.


Aspiré a ser de los maestros que pasaron a la Secundaria. No tuve suficientes méritos para hacerlo en Barcelona.


En mi formación permanente, nunca había recogido certificados. Los busqué. Eran créditos a añadir a mi currículum.


A mis espaldas, créditos de Filosofía, que dejé para irme a la UOC, una universidad que ofrecía sus especialidades online. Psicopedagogía.

Dos Postgrados. De Informática y Matemáticas y Ciencias para la ESO.


Le di un giro a mi vida. Cambié de centro. Previamente renuncié a mis cargos. Me enfoqué en mis estudios. Me motivé.


En el nuevo centro, en el que me jubilé, elegí el ciclo inicial. Allí enseñé y aprendí. Cuando se enseña se aprende.


El Catalán no sólo como lengua vehicular. Enseñaba a escribir y a leer. Ya tenía la lengua interiorizada.


He descubierto, tarde en mi vida, mi capacidad lingüística. Aprendo in situ.


En mi proceso de formación, en una escuela de verano de las de Rosa Sensat, orientada a una herramienta informática me inicié en los blogs. Era el 4 de julio del 2006. Dos días antes de mi 52 cumpleaños.

Fue mi cambio de paradigma.


Escribir a diario. Llevar en mi bolso y bolsillos notas, apuntes, textos y organización.


Escribir previamente lo que postearía.


No hay día en que no esté en ello.


Mis primeros relatos eran entradas de blog.


Mi primera novela, de fantasía, un blog.


Me cuesta no editar en blog lo que escribo.


Es mi actividad.


Posteado en Escondido en mi memoria (nueva ruta)

Escribir

 


No tengo tan claro que pasar sobre el papel y ligar en trazo el pensamiento no sea lo mismo que esto que estoy haciendo. Palpo sobre un teclado imaginado.

Tengo la opción de hacer dictado. Aunque parezca más simple, no es como éste escribir pausado.

Rescató un pensamiento en mi silencio escuchado.

En otro tiempo hubiera defendido mi lápiz y papel, y pasar hojas del libro que leo.

Me acostumbré.

Medio me tumbo y abrigo, y escojo qué escribir.

Si leo, suelo interrumpir cuando doy por cerrada una secuencia narrada si mi lectura es novelada.

Recuerdo los pasos que di.

Tiempo atrás los libros me arropaban. No podía estar sin ellos en mi proximidad.

Muchas veces aparco una lectura y abro una nueva. Acúmulo textos por leer, o dejo de lado aquellos que van quedando al olvido.

También está mi cansancio. Mi cuerpo no es el mismo.

Sostener. Evitar posturas que cargan mis cervicales gastadas. Iluminar.

La ergonomía buscada con la pantalla abollada en la quebrada forma de mi cuerpo con rodillas flexionadas, y los cambios que acomodan, enderezan y relajan. Pausas.

Tiempos en que distraigo mi mente y pienso.

Recojo, si puedo, la idea. O la pierdo.

¡Es tan fugaz!

Admirada la dejo pasar.


Publicado en Escondido en mi memoria (nueva ruta)


martes, 10 de enero de 2023

Memoria lectora

 


Leí a Borges, a Lovecraf, a Tolkien,…


Leí.


Quise leerlo todo.


Alianza editorial. Libros de bolsillo.


Novela gótica.


Autores.


Pocas autoras.


Katherine Mansfield.

Virginia Woolf.

Oriana Fallaci.

Pearl S. Buck.

Anaïs Nin.


Almudena Grandes, Las edades de Lulú. 


Eran los sesenta, setenta e inicios de los ochenta.


En el curso 80-81 mi mundo lector giró.


Entre en contacto con el mundo de la mujer. El feminismo.


Nuestros cuerpos, nuestras almas.

Mudas de piel.


Vida y amores de una diablesa (1989) película. Leí el libro mucho antes.

Ví la peli en un cine en Puerta del Ángel, en nuestra primera cita. Finales del 90.


El color púrpura, primero película. Libro.


Bagdad Café, peli.


Las amargas lágrimas de Petra Von Kanu.


La mujer flambeada.


Estoy tirando de memoria. La memoria es muy selectiva.

La escritura también.


https://labrysmoom.wordpress.com/2023/01/10/memoria-lectora/


martes, 27 de diciembre de 2022

Diario del 27 de diciembre

 


¿Los sueños tienen color?

El color de los pensamientos, ¿cuál es?

El pasado en sepia o blanco y negro.


Me operaron de las cataratas. Veo lo que antes no.


El blanco más blanco.

Matices en las nubes.

Azules.


Al principio me impactó.


Ya estoy acostumbrada.


Me hice unas progresivas con filtros. Me privan de los matices que el horizonte me ofrecen.


Tras su cristal me devuelven a antes.


Mis ojos agradecen su filtro.


Hoy es 27.

9:48


Una lavadora. 

Tendida la ropa.


Un paréntesis en estos días de lluvias.

Se agradece que no nos falte el agua.

Se sufre la humedad.


La noche del 24 si o si, con la que caía, había que ir a la cita familiar. A la ilusión infantil.


De ida y de vuelta las calles encharcadas.


Chipiadas.


Fallamos el 25. En casa. A reponerse.


Ya no se aguantan dos citas seguidas.


Esperemos que la del 31 sea menos atravesada.


Estas festividades acumuladas escoran el cuerpo y el bolsillo.


Y vendrá reyes. 


Divino retorno a la normalidad.


9:54


lunes, 26 de diciembre de 2022

Libros

 


El libro no es el formato.


Sobre la piedra.

Sobre la piel.

Sobre tablas.

Sobre papel.


Con un palo en la tierra. Con tiza en suelo, pared o pizarra.


Permanente o no.


Con pincel.

Con pluma. 

Con bolígrafo.

Con lápiz.



Enrollado.

Cosido.

Ensortijado en alambre en espiral.

Engomado.


… 



En código binario. 

ASCII.


En pantallas.


En ese lenguaje compartido entre letra y mente.


Aprendí con un pizarrín y un clarion, a escribir.

A leer en cartilla.


¿Qué fue antes?


De mí no sé.


Enseñé. 

En el proceso, no todo lo inteligible se traza con precisión.


Dedos de infantes que apenas sostienen un lápiz.


Para leer el cerebro recuerda. 

Memoria y generalización.


Pictogramas.

Palos.

Giros y ligaduras.

Letra de molde.

Tipografías.


Para escribir motricidad fina.

Teclados, reales o figurados.


Los trazos y reglas llevan a cuestas el transcribir la idea que se pierde, pues pensar es un viaje fugaz.


Un libro me nace. 

Nos nace en un lenguaje circunstancial, grupal, social.


El idioma.


La temporalidad.


Los giros que la mente da pertenecen a su ser circunstancial.

Presente y clase social.

Origen y pertenencia.

Evolución personal.

Edad.

Bagaje cultural.


El libro no es ese lomo, tapas y páginas.

Es el alma que las letras hilan.


Incluso la voz que testifica y se puede oír.


Un libro es su ser.


Amé tanto los libros, que me atreví a dar cuerpo a alguno de los muchos y muchísimos.


En deseo intangible. 


No hay vida humana que alcance al conocimiento, que ocupa el antes, el ahora y el después.

Un después que no nos pertenece.


Somos eslabones de la cadena del Ser.

Eslabones que nunca se pierden.


Y no todo está en los libros.


El instante que fugitivo no se advierte.


El tiempo de lo perecedero.

El no tiempo en el otro lado del espejo.

En la nada el tiempo no es.

La existencia en la medida del universo cambiante no es.

No existimos.

No vivimos.

Nos olemos.

Nos vemos.

Nos tocamos.

Nos sentimos.

Esa es nuestra percepción de vivir.

Ahora.

Era antes.

Paso sin continuidad porque lo que no tengo percibido por mi mente a través de mis sentidos y la memoria de mi sentir no ocurre.

El reloj 23:27


Releo mi escrito y añado texto intercalado en él.

El reloj 23:33


26 de diciembre del 2022. A poco del día siguiente, que consideraré como tal cuando pase la noche, en mi despertar.


23:34


Tiempo.

No te puedo atrapar.

23:35


viernes, 23 de diciembre de 2022

Mentira

 


Mentira.

Eso es lo que buscas.

Quieres que me vista de mentiras a los ojos de los demás.


Tan difícil es aceptar.

Aceptarme.

Quererme de verdad.


Silencios.

Quieres que oculte mi verdad.

Que el mundo me vista de un cuerpo supuesto.

Que cuando ande entre la gente se me suponga aquello que decidisteis había de ser.


Responder a un prototipo que no me puedo ajustar.


Quieres que calle.

Que no diga mi verdad.


Me ocultas bajo una imagen no mía.

Me anulas.

Vacías mi nombre, porque a él no responde mi ser real.


Cuando me expongo al mundo siento la amenaza de todos los atributos que en mí se suponen.


Soy la mentira que entra en mi casa. La que olvidó su ser.

La que vistió y calzó ajustándose a una talla que no le calza.


No reconozco el espejo. 

No me sé.