2 de octubre
Hoy he pensado en ellas.
Las que me enredaban.
Las que me hacían sentir mal.
Con ellas no hubiera podido caminar.
Ser diferente te coloca enfrente a los comunes, los que se sienten parte, los que aceptan.
Igual piensan en mí.
Igual me ven con coraje.
Igual me creen peligro y por eso se me merendaban, cuando no sabía que gracias a sus rechazos me crecían alas.
He mirado en duermevela esos oscuros pasadizos de mi alma.
La niña que desde aquella fotografía me mira no sabía, pero yo vengo a ella, a anunciarle que llegué y sigo, que mis verdugos no pudieron tocarme, que quise ser amada y apreciada, y no a cualquier precio.
A esa niña le digo que fue tortuoso el viaje, pero de todo se sale.
Muchos quiebros por no seguir la senda marcada.
Daré gracias a este carácter que de insatisfacción se paga.
He recordado otra época. Cuando destruí fotografías porque mi dolor me enrabiaba.
No soportaba mirarme en el espejo emocional que me retornaban.
Cargué sobre ellas el golpe que a mí me daba.
Lloraba. Rasgaba. Lloraba.
No me consolaba.
No liberaba el impulso que me atravesaba.
Nunca hubiera podido habitarme en lo que se premiaba.
Juro que lo intentaba.
Me salieron raíces en el aire, las del suelo se desenganchaban.