lunes, 26 de diciembre de 2022

Libros

 


El libro no es el formato.


Sobre la piedra.

Sobre la piel.

Sobre tablas.

Sobre papel.


Con un palo en la tierra. Con tiza en suelo, pared o pizarra.


Permanente o no.


Con pincel.

Con pluma. 

Con bolígrafo.

Con lápiz.



Enrollado.

Cosido.

Ensortijado en alambre en espiral.

Engomado.


… 



En código binario. 

ASCII.


En pantallas.


En ese lenguaje compartido entre letra y mente.


Aprendí con un pizarrín y un clarion, a escribir.

A leer en cartilla.


¿Qué fue antes?


De mí no sé.


Enseñé. 

En el proceso, no todo lo inteligible se traza con precisión.


Dedos de infantes que apenas sostienen un lápiz.


Para leer el cerebro recuerda. 

Memoria y generalización.


Pictogramas.

Palos.

Giros y ligaduras.

Letra de molde.

Tipografías.


Para escribir motricidad fina.

Teclados, reales o figurados.


Los trazos y reglas llevan a cuestas el transcribir la idea que se pierde, pues pensar es un viaje fugaz.


Un libro me nace. 

Nos nace en un lenguaje circunstancial, grupal, social.


El idioma.


La temporalidad.


Los giros que la mente da pertenecen a su ser circunstancial.

Presente y clase social.

Origen y pertenencia.

Evolución personal.

Edad.

Bagaje cultural.


El libro no es ese lomo, tapas y páginas.

Es el alma que las letras hilan.


Incluso la voz que testifica y se puede oír.


Un libro es su ser.


Amé tanto los libros, que me atreví a dar cuerpo a alguno de los muchos y muchísimos.


En deseo intangible. 


No hay vida humana que alcance al conocimiento, que ocupa el antes, el ahora y el después.

Un después que no nos pertenece.


Somos eslabones de la cadena del Ser.

Eslabones que nunca se pierden.


Y no todo está en los libros.


El instante que fugitivo no se advierte.


El tiempo de lo perecedero.

El no tiempo en el otro lado del espejo.

En la nada el tiempo no es.

La existencia en la medida del universo cambiante no es.

No existimos.

No vivimos.

Nos olemos.

Nos vemos.

Nos tocamos.

Nos sentimos.

Esa es nuestra percepción de vivir.

Ahora.

Era antes.

Paso sin continuidad porque lo que no tengo percibido por mi mente a través de mis sentidos y la memoria de mi sentir no ocurre.

El reloj 23:27


Releo mi escrito y añado texto intercalado en él.

El reloj 23:33


26 de diciembre del 2022. A poco del día siguiente, que consideraré como tal cuando pase la noche, en mi despertar.


23:34


Tiempo.

No te puedo atrapar.

23:35


No hay comentarios: