A veces te sorprendes al contrastar la idealización sobre alguien del que te hablaron o conociste sin conocer por estas pantallas, con sus textos y comentarios.
Ese etéreo ser es material. Con sus imagen real reajustas el concepto.
Sin embargo, hace casi veinte años, cuando nos vimos y tocamos, aquellos que a diario entre nuestros blogs nos comunicábamos, nos reconocimos de inmediato y sentimos próximos.
Aquel alojamiento de blogs, como otros dejó de estar a nuestro servicio. Naufragaron nuestros blogs, porque su esencia era esa comunicación que nos acercó y unió.
Éramos de myblog. Cada mañana nos encontrábamos y tocábamos en lo virtual la fibra de cariño y amistad.
Hubo un duelo. Lo que se pierde duele. Encontramos las redes sociales, pero nunca más fue lo mismo.
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