martes, 19 de abril de 2016

Atraigo

ATRAIGO
Atraigo la distancia confundida, dando paso a la esperanza.
Alcanzo con ella alas abiertas,
en trance y bien dispuestas.
Mezo el dolor en su lecho y
aspiro su sentido indispuesto.
Hago de mi verso tiento,
pulsar del alma y silencio.
Deriva del tiempo, pendiente
de su instante fugaz.
Siempre.
Palpar la distancia, entre
dar y tomar.
Un gesto.
Una mirada.
Un quiebro.
El abismo de tu muerte es
paisaje ennegrecido de ignominia.
Esa rabia dibujada.
Desclasada.
Sacia mi sed en la encrucijada.
Asisto al ocaso, tras un mal paso.
No tienes nada que sostener.
Ni con tu mano, ni con tu ser.
No hay donde resistir.
Dispuesto el semblante,
detiene su alcance.
Tras tu mirada, disimulo y calma.
Alzo mi copa, y brindo por ti.
Tú que resistes.
Al engaño.
Sombra proyectada en lo más recóndito de nuestra mente.
Eres fuerte.
Sabes contener, relativizando
cada micro elemento
ofertado para sojuzgarte.
Derramo mi copa sobre la piel
del tambor atronador, queriendo
achicar su crudo estertor.
Sufro el engaño de su confusión.
Mi mente, bajo su embiste,
no puede airearse.
No hay donde aplacarse.
Nos roban las ganas.
Desgaste.
Vencen con artificios de pantallas agigantadas, que todo lo aplastan, allí donde la vida digerida y sometida es su mayor arte.
No la tuya o la mía.
La de constructos amañados y perpetuados, por gestos pactados.
" Pan y circo."
No hay pan, pero sí circo, retablo de vanidades, abonadas con restos de detritus.
Somos excedentes.
Nos quieren muertos.
Exánimes.
¡Resiste!
¿Hasta dónde llegaremos?
Sobreviviremos.
Ni tú ni yo, pero sí otras y otros.
El futuro cómplice del colectivo libre.
© Ana María Sancho Biesa
Barcelona, 19 de abril del 2016.

No hay comentarios: