Poco a poco, el silencio se acomoda, atrapando las palabras en la nada de pensamientos ocultos que devienen oclusos.
Romper diques y abrir compuertas de errumbrada desmemoria, deviene ímproba tarea. Desagrado al que enfrentarse.
Desierto del alma. Vacío. Hierro que hiere acuchillando las carnes doloridas, en viaje precario de la vida abocada a su fin, silenciando dudas y quejas, perdiendo el referente de esa mirada pasada que no vuelve en el reflejo esmerilado de una imagen rechazada.
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