Acerco a mí el espectro
de sentimientos desabridos.
Hago con ello ponzoña que
nada me favorece.
Ascos sobre anuncios de
uno u otro tajo en nuestras carnes.
Mañana saldremos a la
calle.
Sacaremos con nuestra
rabia las voces a grito y sentiremos que somos muchos a los que no escuchan ni
oyen.
Ellos viven en sus
poltronas.
Se duelen de las medidas
que aplican a otros. A quienes hacen daño irreparable.
Quisiera que sobre ellos alguna yaga medrara, para que lo supieran en sus propias carnes.
Les tengo inquina.
Cada día caen sobre
nuestras espaldas más y más sacrificios, mientras ellos pasean su altivez y
viven a nuestra costa despilfarrando recursos que ya no están en existencias, y
que nos tocará pagar en otra vuelta de tuerca.
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