Tuve que reinventarme muchas veces. Huir del amargo y oscuro sentir. Vivir.
Inventar cada paso a dar.
Responder a la necesidad.
Escribir en sí es parte de esa cruzada.
Estar en armonía es la mejor traza.
Jugar con palabras y estos recursos nuevos que nos alcanzan.
Hubiera seguido caminos distintos si las cosas hubieran sido otras.
Cada cual traza o tiene ante sí su propio camino inevitable.
Hay momentos de dolor y nostalgia.
Hay muchos tropiezos.
Empezaré por el cambio a bien, cuando el profesor nos habló de los blogs. Participaba en un curso de verano de temática dirigida al alumnado. Ese fue un giro en mi vida. Dos días antes de cumplir los cincuenta y dos. El próximo año cumpliré veinte de esta presencia en pantallas.
Había ido pasando por otras actividades, pero hasta ese momento no di con la fundamental.
Dos quebradas tangentes me torcieron la ruta. Una mi salud y la otra dedicarme a mis padres mayores.
Por entonces llevé conmigo mi portátil. En su casa no había opción de internet.
Mi salud me sacó de la vida entre amistades. Tuve que dejar de lado muchos encuentros. Tocaba cuidarse.
En el noventa y dos pasé por quirófano.
Entonces, mi hermano y mis padres estuvieron a mi lado.
El dos mil marca frontera.
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